¿Escucho lo que veo? El efecto McGurk


Seguro que alguna vez has mantenido una conversación por teléfono y, llegados a un nombre, te lo tienen que repetir y hasta deletrear… Y ni así: Consonantes que “casi suenan igual” complican el trabajo de entendimiento hasta el engorro de tener que pedir que te lo deletreen: “S”, de Sevilla, “A” de Albacete, “P” de Pamplona… Y llegamos a la: “B”, dice uno. “¿P?” pregunta el otro... “No, B, B de Burro”… “Esto en persona no pasa”, habrás pensado, porque ver a tu interlocutor amplía y mucho las posibilidades de comunicarte con éxito. Ahora bien: Piensa en las pelis dobladas. Eso de que los labios vayan por un lado y el sonido por otro, ¿afecta a lo que oyes, percibes o entiendes? El llamado efecto McGurk hace que, si ves a un tipo que te dice “ga” pero ves mover sus labios como si dijese “ba”, lo que tú creerás haber oído es, en realidad, “da”. Y si no te lo crees, mira. ;)

En 1976 salía publicado un trabajo de unos señores llamados Harry McGurk y John MacDonald que hablaban de esta extraña paradoja, más que auditiva, sensorial. El propio McGurk había descubierto este extraño efecto cuando profundizaba en experimentos con niños que aprendían a hablar, a los que ponía vídeos de adultos pronunciando sílabas que no se correspondían con los sonidos que salían por el televisor. Una de las intenciones del experimento era comprobar patrones de imitación en el aprendizaje del habla y ver cómo respondían los niños ante un mensaje “contradictorio”. Pero entonces, pasó. Cuando las cosas no empezaron a cuadrar con las consonantes bilabiales y el mítico “da” “ba”, McGurk se mosqueó con el tipo que había montado los vídeos pensando que había cometido un error. Pero no…

Mira el siguiente vídeo. Vale está en inglés, pero lo que nos interesa es que observes con atención al tipo que habla, sobre todo en el minuto 1:17", donde sale en pantalla por duplicado (imagen que se corresponde con la vista previa del vídeo aquí incluido), diciendo EXACTAMENTE LO MISMO, aunque tu lo oyes distinto en función de qué lado de la pantalla mires!

¡Pero hay mucho más! Como decíamos al principio del post, ya no solo es que cambies lo que escuchas por lo que ves, si no que, con frecuencia, CREAS literalmente una tercera sílaba, a medio camino entre lo que ves y lo que escuchas. Mítico es el ejemplo dado de poner un sonido con “ba”, mientras un tío mueve los labios como si dijese “ga”, y que da como resultado que tu oigas “da”. ¡Lo ha creado tu cerebro! Tu colondro ha dicho: “Los ojos dicen A, los oídos C, así que lo que realmente debe de estar pasando es B”. Y tan ancho él;)


¿Pero esto qué es?

Esto es una prueba más de que lo que percibes lo crea tu propio “coco”, y que hay áreas del cerebro “cruzadas”, zonas responsables de analizar la información que llega por más de un sentido para saber, en esencia, lo que hay ahí fuera.

Generalmente, una de las áreas cerebrales más importantes del lenguaje se ubica en el hemisferio (o mitad del cerebro) izquierdo. El origen de este cruce entre visión de gestos y sonidos hay que buscarlo en la zona temporal superior, en una región donde hay neuronas especializadas en la compresión del lenguaje y donde se “comprueba” la congruencia de mensajes visuales-auditivos. El reconocimiento de gestos para la imitación, base del aprendizaje del habla, por ejemplo, habría que buscarlo en una rica colonia de “neuronas espejo” de la zona frontal. Pero no te líes. El meollo es que si lo que ves cuadra con lo que escuchas, perfecto, la percepción de los estímulos se refuerza y aquí todo controlado.  Y si no cuadra lo que se ve y lo que se escucha, tu colondro busca una solución evolutiva que es la leche, como ya viste: Si le dicen que o es A o es C, ¡tu chola hace la media y dice que es B! ¡Así que no te fíes!;)

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