El color no es algo que tengan los objetos
Seguro que alguna vez has visto un arco iris.
Como bien sabes, es el efecto que las gotas de agua en suspensión provocan en la luz solar, al descomponerla, al igual que puede hacer un prisma de cristal. La luz blanca procedente del sol se descompone en todos los colores que la forman, desde el rojo al violeta. Como también sabrás, son esos que ves en el arco iris todos los colores que tu ojo, como humano, puede ver. Por encima del violeta se encontraría el ultravioleta, que ya no distingues, y por debajo del rojo, el infrarrojo, que tus ojos tampoco pueden captar e interpretar.
El arco iris está chulo no sólo por sus colores, sino porque es la prueba palpable de que la luz blanca es en realidad blanca porque es la suma de todos los demás colores.
¿A dónde queremos llegar? Bueno, si esto te queda más o menos claro, intuirás que la luz del sol, allí donde llegue, es, en realidad, una amalgama de colores posibles que, juntos, forman el blanco al que llamamos “luz” o “claridad”. Los colores están, pues, “dentro” de la propia luz, y no es algo que tengan los objetos en sí.
¿Por qué? Porque si un objeto tuviera color propio, tendría luz propia y, si quitáramos la luz ambiente, lo podríamos ver brillando en la oscuridad, como esta pantalla. Esto no ocurre con las fresas, ni con la hierba, la nieve o los objetos carentes de luz propia…y por ende de color.
No te lo estás creyendo…
Vale. Seguimos intentándolo;) ¿Cómo es, entonces, que las cosas muestran un color y no otro cuando hay luz? La luz blanca procedente del sol alcanza los diferentes objetos que se encuentran iluminados por ella, de lógica aplastante, ya lo sé;). En la superficie de ellos se produce, mediante los enlaces químicos de los propios objetos al relacionarse con la luz, la absorción o reflejo de los determinados colores que conforman, como ya sabes, la luz blanca. Vamos, que unos colores de esos que componen el arco iris se los “come” la superficie del objeto iluminado y otros son rebotados. Son estos rebotados los que determinarán el color con que nosotros veremos los objetos. Ya te figuras que, por ejemplo, en el caso de la hierba, esta se traga todos los colores salvo el verde, que es rebotado. Las fresas, sin embargo, tragan el verde y los demás colores, todos salvo el rojo, que es el que reflejan. Y así con todo los demás.
¿Y la nieve? La nieve, como todos los objetos blancos, como un folio, una pared o esa camisa que te pones debajo del traje son blancos porque reflejan TODOS los colores del arco iris. Al rebotarlos todos y no tragarse ninguno, la luz no se descompone y llega en forma del “color claridad”;)
El color de la nada
Si alguna vez te preguntaste de qué color sería la nada o el vacío ya intuirás que no sería blanco, suma de todos los colores, sino el extremo opuesto, el negro, o la ausencia de luz. Esto es chulo porque es otra de las pruebas palpables de que todo esto no es una patraña. Ya verás.
Un objeto que veamos de color negro tiene una superficie visible que se traga o absorbe todos los colores de la luz blanca. Al tragarse todos y cada uno de ellos, desde el rojo al violeta, ninguno es rebotado hacia nuestros ojos, por lo que no llega luz procedente de ese objeto a nosotros. Es curioso, no me digas, que justo esos objetos que se tragan toda la luz muestren el mismo color que la oscuridad o la sombra;) Es decir, muestran ausencia de luz (es hasta paradójico;). Pues como un agujero negro, es negro, no visible, porque al ser tan grande y, por ello, tener tanta gravedad, ni la luz puede escapar de él. Se traga todo lo que hay y solo nos ofrece invisibilidad… El color de la nada, el negro.
Ropa clara en verano
¿Más pruebas?;) Seguro que en verano, cuando aprieta el calor, te vistes con ropa blanca. ¿Por qué? Porque el blanco, como has visto, refleja todos y cada uno de los colores, es decir, toda la luz visible procedente del sol. Así que, si estás debajo de algo blanco, llegan a ti menos rayos solares, lo que te ayuda a mantenerte más fresquito que si, por ejemplo, te vistes de negro. ¡Buf! ¡Sólo pensarlo da calor! El negro no deja escapar nada de nada, absorbe toda la radiación visible en forma de luz, y claro, si estás debajo, todo esos rayos en forma de luz visible o colores te los estás tragando toditos, sin reflejar ninguno;)
La prueba definitiva: Las luces de colores
Pues otra prueba o experimento que valida lo expuesto. Tienes una hoja de papel, pared o camiseta blanca. Es blanca con luz solar (que es blanca en si misma). Sin embargo, si te metes en un cuarto oscuro y te alumbras con una linterna o luz verde, la camiseta o el folio blancos se vuelven verdes. Si lo haces con una luz azul, azules. Roja, rojas. Y así… ¿Por qué? Porque si con una luz que porta todos los colores (blanca), la camiseta o folio refleja todos los colores, con una luz que sólo envíe verde, reflejará la luz que haya, es decir, verde en ese caso. Si la luz es azul, reflejará el color que hay, el azul.
Sin embargo, si coges algo amarillo, como un limón, se volverá negro ante tus incrédulos ojos si lo iluminas únicamente con una luz que no contenga su amarillo, como una que tenga el adecuado tinte azul ¿Por qué? Porque el pobre limón sólo puede reflejar ese color, el amarillo. Y si no se lo das, no puede reflejar ningún otro, se tragará todos los restantes. Lo mismo ocurre con cualquier otra cosa y con cualquier otro color, siempre que la luz a la que lo expongas carezca del color concreto que refleja. Si iluminas un objeto con una luz que excluya su color, no se iluminará, sino que se mostrará negro.
Después de todo esto estás, si no lo estabas antes, en condiciones de responder a la cuestión inicial ¿La hierba es verde? Y otra cosa, ¿un limón amarillo seguirá siendo amarillo cuando apagas la luz?;)
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