Cuando un niño pregunta que por qué andamos pegados al suelo o por qué caen las cosas, lo miramos como si preguntara la mayor perogrullada del mundo. Pero a ver, piensa una respuesta a esa pregunta que te satisfaga a ti mismo… ¿Seguro que lo tienes claro? Sí, claro, la gravedad. Y el niño, que dispara a la línea de flotación de tu conocimiento, te preguntará ¿y qué es la gravedad? ¿Cómo funciona? ¿Y por qué? ¿Yo tengo gravedad? Son todas preguntas muy válidas.
Tú mismo podrías seguir preguntándote: ¿Por qué pesarías menos en la Tierra que en la Luna? La gravedad, ¿tarda en hacer su efecto o es inmediata? ¿Por qué sigues estudiando a Newton y qué leches tiene que ver con todo esto eso de la famosa y desconocida Relatividad de Einstein? Los más chulo de todo es que la gravedad sigue rompiendo la cabeza a los científicos mientras sigue presente ahí, silenciosa, impidiéndote flotar en el vacío, todos los días. Quizá por ello, porque siempre has convivido con ella, la pregunta del niño te parezca una gilipollez. Pero sólo por ello.
¿Te has parado a pensar alguna vez cómo funciona?